
Primeras impresiones
El diseño de los guardabarros Crud RoadRacer MK2 es realmente bastante ingenioso y no es de extrañar que causaran tal agitación cuando se lanzó la versión MK1 en 2009. En lugar de utilizar vainas rígidas de acero, al igual que han hecho siempre el resto de fabricantes del mercado, los RoadRacers disponen de vainas flexibles y ligeras que permiten que el guardabarros "flote" sobre la cubierta. Para colocarlo se pegan un par de bandas autoadhesivas al interior del guardabarros y se roza levemente contra la superficie de frenado para mantener el guardabarros bien centrado. A continuación se fija al freno y al cuadro mediante bridas reutilizables para que te resulte más fácil de colocar y quitar.
Este diseño tiene dos ventajas principales. Primeramente, con un peso de entre 150 y 200 gramos (dependiendo de los extremos que utilices), son increíblemente ligeros. En segundo lugar, una vaina flexible favorece un montaje flexible; es decir, no requerirá los típicos ojales roscados para guardabarros. Por estos dos motivos, los RoadRacers son una opción viable para numerosas bicicletas de carretera que no están diseñadas para llevar guardabarros, como por ejemplo mi Colnago AC-R.
Instalación de los guardabarros
Los guardabarros Crud RoadRacer MK2 incluyen todos los elementos de fijación que necesitas, un par de opciones disponibles para los extremos de los guardabarros y unas instrucciones fáciles de seguir. Si necesitas más ayuda, existe un vídeo de instalación muy útil en la página web de Crud.
Se recomienda proteger el cuadro
Crud recomienda proteger el cuadro con cinta aislante o autoadhesiva donde las vainas se unen al cuadro y la horquilla antes de colocar los guardabarros, aunque recomendamos utilizar protectores especiales para el cuadro.
Pequeñas modificaciones para mejorar el ajuste
Una vez hecho esto, la instalación del guardabarros delantero fue muy sencilla y no me llevó más de 10-15 minutos. Sin embargo, como llevo cubiertas de invierno de 25c sobre llantas de 23 mm de ancho, no tenía el espacio libre suficiente para el guardabarros trasero y tuve que realizar una pequeña modificación para que entrase bien.
Al final, creo que el guardabarros trasero me llevó alrededor de 45 minutos en total, si cuento las modificaciones que tuve que hacerle. Creo que con una instalación estándar no debería llevarte más de 20 minutos.
Rendimiento
Cuando llueve bastante y hay un montón de agua estancada por carretera, o incluso por asfalto helado, los RoadRacers rinden realmente bien, tal y como lo harían los guardabarros rígidos tradicionales. Utilicé el extremo más largo en el guardabarros delantero y, aunque es bastante estrecho, hizo su trabajo muy bien al evitar que las salpicaduras me llegasen a los pies o a los platos. El extremo largo y ancho del guarbadarros trasero también funciona muy bien y te mantiene (y a cualquiera que vaya detrás de ti) limpio y seco.
La otra ventaja de llevar un juego completo de guardabarros es la protección que ofrece tanto para la bici como para sus componentes. Aunque acabé con algo de hielo y barro alrededor del bloque de freno delantero, la mayoría de las partes móviles quedaron limpias, al igual que el freno trasero, el desviador delantero y la dirección.
Diseño flotante de Crud
El diseño flotante funciona de maravilla, y aunque acabé con la cubierta delantera un poco rozada en un punto, pude solucionarlo fácilmente reajustando la brida al freno. El único problema de verdad que tuve fue cuando pasé por un par de calles realmente embarradas. Debido al poco espacio libre restante entre la cubierta y el cuadro, el barro tiende a acumularse en la cara interior del guardabarros hasta que se elimina. No creo que esto haya afectado negativamente mi rendimiento, pero crea unos ruidos bastante desagradables.
Durante el periodo de pruebas, solo se me quedó una rama enganchada, y a pesar de que no era lo bastante grande como para dañar el guardabarros, me quedé más tranquilo al ver que las vainas de nailon relleno de vidrio están diseñados para desprenderse del guardabarros o incluso llegar a romperse en caso de impacto con cualquier escombro más grande, en lugar de causarte un accidente. Puede que requiera ciertos apaños manuales para llegar a casa, pero mucho mejor esto que terminar de bruces contra el suelo.
Durante el periodo de pruebas pinché la rueda, pero no tuve mayores problemas a la hora de quitar la rueda o reinsertarla en su sitio entre las bandas autoadhesivas una vez inflada la cubierta por completo.
Conclusión
En general, me he quedado muy contento con los guardabarros Crud RoadRacer MK2. Pueden ser algo aparatosos de colocar al principio, ¡pero ocurre lo mismo con cualquier otro set de guardabarros completos! No son tan resistentes como los guardabarros rígidos, pero si buscas un producto que te proteja el cuerpo y la bici de las molestas salpicaduras mientras te dedicas a sumar kilómetros en condiciones meteorológicas desfavorables, estos guardabarros son los que necesitas: son ligeros, funcionales y ofrecen una relación calidad-precio excelente. ¡Los recomendaría sin lugar a duda!